Saturday, January 14, 2012

261. LUGARES QUE NO QUIERO COMPARTIR CON NADIE


Dear Suzie Marlango,

Hay libros que lees y libros que vives. Lugares que no quiero compartir con nadie es de los que vives... o en los que te quedarías a vivir para siempre, más bien. Me encantaría quedar atrapado entre esas páginas, en las calles de Nueva York, en interminables tardes de tertulia con Elvira y Antonio, entre bagels y cookies y cafés, perdido en largos paseos por Central Park...

Yo fui uno de tantos niños de finales de los 80 que crecieron con Manolito Gafotas y llamaban imbécil a su hermano pequeño... desde entonces he vivido entre libros y artículos de Elvira Lindo. Por eso cuando me enteré que preparaba un libro sobre su particular visión de Nueva York y sus lugares favoritos de la ciudad, sentí que ese libro estaba hecho para mi. No para sus muchos lectores del mundo mundial, no para los críticos, no para ella o sus amigos, no para llenar las estanterías del Fnac. Ese libro lo había escrito para mí. 

Leerlo me ha hecho feliz. Perderme entre sus páginas es una experiencia llena de descubrimientos, consejos, humor, gente interesante, reflexiones, lugares y comida. Mucha comida. Me cae bien la gente que disfruta comiendo. Son de fiar... y sí, yo también soy uno de esos adultos que fueron niños gordos (más de mente que de cuerpo). 

Elvira ha hecho que vuelva, por unos días, a esa ciudad que tanto me ha marcado... pero esta vez desde una mirada diferente y original, que es la suya. Lugares que no quiero compartir con nadie es un libro sincero y eso es lo que más me gusta de él. Es un libro en el que Elvira nos deja mirar por la mirilla de la puerta de su casa y conocer a sus amigos, su rutina, su familia, los fantásticas ilustraciones de su hijo Miguel, sus lugares favoritos... y a la mítica Lolita.

Cuando he terminado el libro, con ese final maravilloso en forma de declaración de amor al más puro estilo del Hollywood clásico, me ha invadido una sensación de enorme melancolía y felicidad. Y he llorado y reído, todo a la vez, de pura emoción... y me he dado cuenta que, aunque no conozca personalmente a Elvira y Antonio, son de esas personas a las que podría llegar a querer.

Elvira, gracias por existir y por escribir. 

PD: Por cierto, mi lugar predilecto de ese Nueva York que no quiero compartir con nadie es el Empire Diner, que me descubrió el brunch y que tristemente ha pasado a engrosar esa lista de sitios míticos que han cerrado sus puertas.

Elvira Lindo

Yo en el Empire Diner. Nueva York. Octubre 2009.

En la cama con Elvira

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